Por: Pastor, Rev. Dr. Rafael Carattini

Fecha: julio 11, 2013

Tema: La Ciudadanía del Cielo es la Mejor

Lectura: Filipenses 3:17-21

Texto: Filipenses 3:20

Introducción: Jesús vino al mundo para traer grandes beneficios para todos los que creen en Él y le obedecen. Con Su muerte en la cruz, Él pagó el precio para poder brindarnos beneficios tanto para la vida presente como para la venidera. Jesús nos compró el perdón, la liberación y la sanidad para nuestros cuerpos, paz para el alma y una ciudadanía celestial. En el tiempo del apóstol Pablo los falsos maestros tenían su mirada en las cosas de la tierra según el verso19, pero él exhorta a los creyentes en Cristo Jesús a ocuparse en las cosas de arriba de donde viene nuestro Salvador y en la patria permanente que está en los cielos (Col. 3:1-4). Pablo sabía que para los filipenses la ciudadanía romana era muy importante. Ellos como una colonia romana que eran, vivían siempre orgullosos de su ciudadanía romana porque ésta les proporcionaba grandes beneficios. Empero, Pablo les exhorta a valorar, más que nada, su ciudadanía celestial, la del reino de los cielos, la cual es superior a cualquier otra ciudadanía de la tierra. Pablo dijo en Rom. 14:17: "Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. Esta es la esperanza que acompaña al creyente en Cristo Jesús en su peregrinación por la vida. Por esto es que vivimos en espera de nuestro Salvador quien, de acuerdo a las Escrituras, nos llevará a un lugar que Él mismo nos fue a preparar (Juan 14:2-3).

Punto 1. ¿De cuál ciudad salió Abraham cuando Dios lo llamó a una tierra mejor? (Gén. 11:31) Él salió de Ur de los Caldeos. ¿Cuál fue su mayor anhelo en su peregrinación? (Hebreos 11:8-10 y 15-16) Encontrar la ciudad celestial fundada por Dios. ¿Cuál fue la promesa que Dios le hizo a Abraham? (Gén, 12:1-3) La de hacer de él una nación grande, la de engrandecerlo y la de ser bendición para todo el mundo. ¿Cuánto tiempo tuvo que esperar Abraham para ver lo prometido? (Gén. 25:7) Esperó toda la vida y no lo vio del todo pues su promesa era para el futuro, para alcanzar aun a los creyentes de hoy en día. ¿Por qué se considera al creyente hijo de Abraham? (Gál. 3:6-9) Porque así como Abraham le creyó a Dios y le obedeció aun sin verlo, nosotros también por la fe creemos en Jesucristo y le seguimos sin haberlo visto físicamente.

Punto 2. ¿Qué dice la Biblia acerca de la vida del hombre en la tierra? (1Pedro 1:17; 1Pedro 2:11) La Biblia dice que el hombre es peregrino en la tierra, y que va pasando hacia la vida del más allá. ¿Qué ofrece Jesús a los que creen el Él? (1) (Juan 3:16; 5:24; 11:25-26) Jesús ofrece vida eterna a los que creen en Él. (2) (Juan 14:2-3) Jesús ofrece mansiones que Él mismo fue a preparar en el cielo y ofrece luego venir a llevarnos al cielo.(3) (Filipenses 3:20) Jesús ofrece una ciudadanía celestial el cual no tiene igual. ¿Cuál será el fin de los que no aceptan y no siguen a Cristo? (Marcos 16:16; Juan 3:18) Condenación y muerte eterna en tormento.

Conclusión: Tomando en cuenta que Cristo murió para pagar el precio horrible de nuestros pecados en la cruz del Calvario, que ofrece salvación a todo aquel que cree en Su Palabra y que fue a prepararnos mansiones en los cielos, brindándonos la ciudadanía más valiosa que existe hoy y siempre, la celestial, ¿cómo no hemos de vivir nuestra peregrinación en la tierra como Él quiere que vivamos? (Tito 2:11-14; 2Pedro 3:11-13). Ir al cielo tiene requisitos y la Biblia lo muestra. Es nuestra responsabilidad entonces, aceptar, creer y seguir a Jesús el Señor pues sólo Él nos puede sacar con vida de este planeta tierra y llevarnos a la patria celestial. ¿Lo acepta Ud?