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Por: Pastor, Rev. Dr. Rafael Carattini
Noviembre 29, 2012
Tema: Lo que Decimos Puede Hacernos Daño
Lectura: Santiago 3:3-6
Texto: Mateo 12:36-37
Introducción: Nosotros los cristianos tenemos que tomar muy en cuenta cómo hablamos. La Palabra de Dios nos dice: "Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado" (Mateo 12:37). Hay que entender entonces, que nuestras palabras tienen repercusión en lo que hacemos tanto en esta vida como en el día del juicio final. Las blasfemias no son las únicas palabras por los cuales los hombres tendrán que rendir cuenta a Dios. Porque "de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio" (Mat. 12:36).Y ¿qué pues son palabras ociosas? Palabras ociosas son palabras "vanas, desidiosas, inútiles". Son palabras, que por su inutilidad, es mejor no decirlas. Jesús amonestó sobre el descuido en el hablar, porque el hablar revela las condiciones del corazón (Mat. 12:34). Santiago también enfatizó lo importante que es dominar nuestro hablar (Sant. 3:2-3). La lengua tiene el poder para traer trágicos resultados si se deja sin control. La Biblia dice: "Mas el que refrena sus labios es prudente" (Prov. 10:19b). Sea usted prudente.
Punto 1. ¿Qué resultado tuvo que enfrentar Jefté por hablar sin pensar? (Jueces 11:30-34) Que el voto de sacrificar lo primero que saliera a recibirlo que cayó sobre su única hija. ¿Por qué debemos cuidarnos de no mentir? (1) (Juan 8:44) Porque seríamos entonces hijos del diablo que es el padre de toda mentira, (2) (Apoc. 21:8) Porque los mentirosos se perderán en el lago de fuego, (3) (Salmo 5:6; Prov. 19:5) Porque la mentira conlleva castigo de destrucción del cual no hay escapatoria.
Punto 2. ¿Qué peligro hay en el hablar mucho? (Prov. 10:19a) El peligro de hablar mucho está en decir lo que no debemos decir. ¿Cómo debe hablar el cristiano entonces? El cristiano debe de hablar: (1) (Col. 4:6) con palabras sazonadas con sal o con sabor agradable, (2) (Prov. 12:18) se deben evitar las palabras ofensivas y que golpean, (3) (Efes. 4:29) debe hablar palabras que edifiquen y animen y no palabras corrompidas. (4)(Efes. 4:25; 1Pedro 3:10) debe evitar la mentira y hablar la verdad solamente, (5) (1Tim. 5:13) no se debe chismear o murmurar porque ello engendra contienda, divide y desamina.
Conclusión: Lo cierto es, que nosotros los cristianos tenemos que comparecer ante el tribunal de Cristo para rendirle cuentas por todo lo que hacemos y decimos (2Cor. 5:10). Pienso que lo mejor fuera vivir y hablar con prudencia para no avergonzarnos delante del Señor Jesús en el día de Su venida (1Juan 2:28). El Señor Jesús vino a bendecir a todos por igual dando Su vida en rescate por muchos. Seamos imitadores de Cristo y bendigamos a todos y no maldigamos; seamos fuente de agua dulce y no fuente de agua amarga (Mat. 5:44; Rom. 12:14). Pues lo que decimos nos puede hacer daño.