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Por: Rev. Dr. Rafael Carattini
Fecha: noviembre 7, 2013
Tema: Cristo puede sanar de la violencia
Lectura: Génesis 6: 1-13
Texto: Génesis 6:11
Introducción: La entrada del pecado al mundo trajo consigo horrendos y terribles resultados. Adán y Eva, como representantes genéricos de la raza humana, nos vendieron al pecado. Como consecuencia de la caída, todos nacemos con la enfermedad del pecado. El resultado ha sido, entre muchos, la amplificación de los apetitos carnales entre los cuales está la ira y la violencia y la poligamia, el cual socava los fundamentos del matrimonio de un hombre y una mujer. Sin embargo, Dios no se quedó de brazos cruzados ante esta desgracia, porque Él proveyó el único remedio para esta terrible enfermedad. Para esto vino Jesucristo para deshacer las obras del diablo y traernos la reconciliación con Dios (1Juan 3:8) La Biblia dice: "Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados” (Isaías 53:4). Cristo es el antídoto del pecado.
Punto 1. ¿Cuándo se violentó el matrimonio? (Gen 4: 19; 6:2). Cuando se introdujo la poligamia (o sea la práctica de tener más de una mujer, el adulterio, escogiendo y cambiando de mujeres causando violencia, división, dolor y sufrimiento en el matrimonio. ¿Cómo se violentó la familia? (Gen 4: 8). Se produjo rencor, odio y resentimiento entre los hermanos llevándolos al crimen. ¿Qué otra violencia produjo el pecado en el hombre? (Mat 24:37-38; Gen 19: 4-5, 9; Rom 1: 27) El pecado produjo una desviación de lo sagrado de la relación matrimonial entre hombre y mujer y el hombre se encendió hombre con hombre., socavando así los fundamentos mismos del matrimonio.
Punto 2. ¿Por qué no puede el cristiano ser violento o iracundo? (Gal 5:20, 21) Porque la ira y la violencia sin control son fruto de la carne y no heredaran el reino de los cielos los que la practican. ¿Por qué tenemos que dejar la ira y la violencia? (Sal 37:8; 34:14; Efes 4.26-27, 31) Porque la ira sin control nunca produce nada bueno sino que la violencia atrae más violencia y con ello se le sigue la mala corriente a este mundo (Efes 2:2; 2 Tim 3:1).
Punto 3 ¿Qué quiere decir "dominio propio”? (2 Tim 1:7; 2 Ped. 1:6) Quiere decir que de la misma manera que el caballo es dominado por el freno y el barco por el pequeño timón, así nosotros tenemos que controlar los impulsos de la ira que fácilmente pueden generar actos de violencia. ¿Qué debe buscar el creyente en oración? (Gal 5:22-25) Debe buscar controlar los impulsos de la ira y violencia y buscar el fruto del Espíritu.
Conclusión: Como hemos visto la ira y la violencia no provienen de Dios sino que es fruto de la enfermedad de la carne. (Rom 8:13). Solo el Espíritu Santo nos puede ayudar a controlar estos malos impulsos y guiarnos a la paz con Dios. Busquemos en oración Su ayuda y estemos conscientes de llevar el control o el dominio propio de los impulsos de la carne. El pecado ha causado gran mal pero Cristo puede salvarnos y sanarnos de la enfermedad del pecado y ayudarnos a vencer. Acercaos a Jesús con todo vuestro corazón.