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Lectura: Génesis 25: 29-34
Tema: No Vendas Lo Que Dios Te Ha Dado
Texto: Hebreos 12: 12-17
Introducción: La rivalidad y las diferencias que existían entre los gemelos, Esaú y Jacob, realmente comenzaron desde el mismo vientre de su madre. Ellos eran muy diferentes inclusive en el aspecto físico y en el carácter. En el aspecto físico, Esaú era velloso, amante del campo, de la caza, pero en su carácter parece que tenía en poco las cosas de Dios, porque despreció su primogenitura y la vendió por un simple plato de lentejas. Mientras que en el aspecto físico Jacob era lampiño, quieto, gustaba vivir en tiendas, empero, en su corazón albergaba la ambición de obtener la bendición de la primogenitura que le pertenecía a su hermano Esaú. Porque la bendición de la herencia, tanto material como espiritual, legalmente le correspondía al primogénito. Sin embargo, Jacob se las ingenió para comprársela a su hermano por un simple plato de lentejas y luego engañando a su padre pero que finalmente logró quitarle totalmente la bendición de la primogenitura a su hermano.
Punto 1. ¿Cómo le fue a Rebeca con el embarazo de los gemelos? Gen 25:22 Parece que su embarazo fue durísimo porque las 2 criaturas ya luchaban entre sí en su vientre. ¿Con quienes se casó Esaú? Gen 26:34-35 Esaú se casó con 2 mujeres paganas el cual amargaron la vida de Isaac y Rebeca. ¿Qué hizo a Esaú vender su primogenitura? Gen 25:29-30 Esaú vino de la caza cansado, extenuado y hambriento y Jacob le dio de comer un guisado rojo. ¿Cuál fue el precio que pagó Jacob por el tan alto privilegio de la primogenitura de Esaú? Heb 12:17 Esaú vendió su primogenitura por un simple plato de lentejas o de un caldo rojo con pan o tortillas.
Punto 2. ¿De dónde vienen las ofertas que se nos hacen para despojarnos la bendición espiritual? (1) Santiago 4:4; 1 Juan 2:15 Vienen del mundo con todas sus ofertas de fama, grandeza, reconocimiento, modas, prestigio y amistad, etc. (2) Rom 8:6-7, 13; Gal 5:16, 19-21Vienen de la carne que nos ofrece placer sin igual de toda clase (3) Luc 8:12; Efes 6:11; 1 Ped. 5:8 Vienen del diablo el padre de la mentira el cual trata de arrancar la buena semilla que el Espíritu Santo ha sembrado en nuestro corazón, nos asecha diariamente y anda cual león detrás de nosotros continuamente.
Conclusión: Esaú aceptó la oferta de comer del rojo guisado de lentejas y por un simple plato vendió lo más precioso y lo más valioso que él poseía en la vida, aunque pareciera que al principio no lo reconoció. Los patriarcas de Israel pudieron haber sido: Abraham, Isaac y Esaú, pero Esaú se descartó a sí mismo despreciando y vendiendo este su privilegio aunque después, dice la Biblia, que lo buscó con lágrimas. En la vida también se nos presentan muchas ofertas que engañosamente pretenden ofrecernos satisfacción en alguna área de nuestra vida. Pero, en realidad, pretenden quitarnos la salvación y todo lo que Dios nos ha dado incluyendo nuestro ministerio. Muchos, como Esaú ya lo han hecho, han vendido su salvación y lo están pagando por negar y despreciar a Dios, pero tú no lo hagas. No vendas tu bendición por un plato de lentejas, tal como el mentir, el hurtar, el placer sexual temporal, el alcohol o la droga, etc. Dios siempre te va dar la salida si la buscas. Por lo tanto, busca la salida en Cristo pues Él te va a dar las fuerzas que necesitas para que ser vencedor 1 Cor 10:13. Y para los que tienen hambre de las cosas de Dios no intentes buscarlo en el placer del mundo, búscalo en Cristo Jesús el cual te ofrece paz, gozo y vida eterna si simplemente le sigues y le sirves con todo tu corazón.